Novelesco se complace en presentar El canto del viento, un relato escrito para el concurso de RELATOS AL VIENTO, del Foro de Zenda.  Espero que os guste  ; )

Cuando todo esto termine, ya sabes lo que has de hacer.

Sarah le apretó la mano bien fuerte y asintió en silencio. La lluvia repiqueteaba contra las ventanas de forma delicada, suavizando la densa atmósfera que se respiraba en la habitación.

Entonces Thomas cerró los ojos y se dejó llevar hacia tiempos remotos, en los que el rumor del VIENTO recorría el particular jardín trasero de la casa de sus padres, que antaño se había erguido junto a un escarpado precipicio situado a las afueras de un pequeño pueblo costero de Irlanda.

A pesar de que ya no quedaba ni una triste piedra en pie, el hombre recordaba cada viga, cada rincón, cada vivencia entre aquellos muros. Y rememoró un cuento que su madre solía relatarle cuando lo arropaba por las noches, esbozando una sonrisa que no pasó inadvertida para Sarah.

—¿Deseas que te narre nuestra historia favorita, papá? —le dijo ella, leyéndole el pensamiento.

Thomas volvió a mirarla y asintió, embelesado por los brillantes ojos de su hija. Luego contempló como se acomodaba a un lado del lecho y le apartaba un mechón de cabello de la cara.

—A pesar de la belleza del paraje —ella comenzó así el relato, al principio con la voz temblorosa—, aquel mágico enclave que parecía el fin del mundo no solía ser visitado a menudo, pues numerosas leyendas de tiempos inmemoriales circulaban sobre él…

 »Se decía que un dios pagano del viento vivía en las escarpadas paredes de roca, acunado por los mares embravecidos de tormenta. Y que si se le rezaba bien fuerte, en ocasiones obraba milagros y maleficios por igual.

 »Pero para George y Tania aquello no eran más que tonterías. A sus once años huían por las tardes para encontrarse allí mismo, bajo el amparo de un roble centenario que cometía la tremenda osadía de vivir contemplando el vacío. Entonces se dejaban seducir por el dulce canto del viento que mecía las frondosas hojas de su copa y se miraban a los ojos, sabedores de que jamás se cansarían de permanecer juntos.

 »Y así transcurrieron varios años en los que fueron creciendo entre risas y juegos, hasta que Tania, que ya se había convertido en una hermosa muchacha, un día amaneció tan enferma que llegó a temerse por su vida. George acudía cada día a visitarla a pesar de que nunca le permitían franquear la entrada de la casa. Y desesperado, lloviera o hiciera buen tiempo, permanecía allí quieto durante horas, incansable, hasta que una fatídica tarde recibió una terrible noticia que le robó el aliento y el rubor de la cara. Pues según el doctor, a su amada apenas le quedaban unas horas de vida.

 »Con el corazón en llamas, compungido, aterrado y furioso al mismo tiempo, el joven corrió bajo la tempestad que azotaba la región, hacia su lugar favorito del mundo. Y junto al roble temerario gritó, llamó al dios para rezarle como nunca había hecho, ni siquiera en la iglesia del pueblo, creyendo con fervor que una deidad que le había regalado momentos inolvidables, escuchando el maravilloso canto del viento, no podía ser malvada.

 »Y la mala fama de aquel precioso lugar comenzó a desmoronarse porque Tania sanó en poco tiempo. Cuando por fin dejaron que George la viera, éste acudió al encuentro con un preciado regalo, un anillo de plata comprado con mucho sudor y esfuerzo, que ella aceptó junto a una promesa de amor eterno.

 »No obstante el destino tenía reservadas algunas vueltas para la pareja, que no pudo cumplir los esponsales en la fecha señalada, debido a una larga y oscura sombra que se cernía sobre todos. Ya que un conflicto mundial, nacido en la vieja Europa, amenazaba con devorar la paz bajo el yugo de un despiadado dictador que hablaba al son de la barbarie. Y George, que era un hombre bueno que creía ciegamente en la libertad, decidió alistarse para luchar.

 »Tania le rogó que no se marchara, pero nada lograron sus lamentos. Con promesas de regreso el muchacho partió a la guerra, dejando a su prometida llena de terrores que, al cabo de los meses, acabaron por convertirse en horripilantes pesadillas. En ellas, mil bombas caían de los cielos en trincheras repletas de soldados. Y tanta era la inquietud de la joven, que bajo una tormenta acudió a su rincón favorito del mundo para rezar al bendito dios del viento, mirando al mar embravecido.

 “Devuélvemelo” le pidió. “Haz que mi hombre regrese a casa…”

 »Y sucedió otro milagro. George regresó junto a ella, a pesar de que nunca volvería a ser él mismo. Ya que una bomba caída del cielo le había sesgado parte de sus alas, al dejarlo lisiado.

 »Tania luchó contra la desazón de su prometido que, marcado por las terribles experiencias que había vivido, apenas comía o dormía. Lo cuidó incansable noche y día sin despegarse de su lado, hasta que al cabo de unos meses el joven acabó por darse cuenta de todo el amor que lo rodeaba y empezó a recuperar la ilusión perdida.  

 »La boda se celebró junto al roble osado, escuchando el armónico canto del viento. Después compraron la parcela y construyeron un hogar, en el que vivieron hasta el fin de sus días, y en el que nació una preciosa niña, llamada Wilda, que al crecer, les dio al más maravilloso de los nietos, al que pusieron Thomas…

***

Las manos de Sarah sujetaban la urna con fuerza, mientras sus ojos divisaban el infinito. James y los niños la observaban a poca distancia, guardando un silencio solemne, a la espera…

—Descansa con los tuyos, papá —susurró la mujer mientras abría el recipiente y esparcía las cenizas al aire.

Entonces el canto del viento sonó, meciendo su dorado cabello. Y ella supo que su progenitor se había reunido con su amada esposa y la bella Wilda, junto a los enamorados Tania y George, por siempre jamás.

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

10 Comentarios

  1. Julia C.

    Un relato precioso, Ramón. Está lleno de dulzura y esperanza. Me alegro de que la pareja lograra el favor de ese dios pagano del viento 🙂

    ¡Un abrazo grande y feliz finde!

    Responder
    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar, Julia! Yo también me alegro de que la pareja lograra la buenaventura de ese dios, jeje. Un fuerte abrazo y feliz finde! ; )

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  2. Josep Mª

    Un bello cuento con todos los ingredientes necesarios: fantasía, esperanza y amor. Un cuento muy bien narrado que seduce al lector a lo largo del texto deseando, como ocurre con todos los cuentos, conocer el desenlace final. Solo faltaba añadir la coletilla «y colorín, colorado…» para un cuento tan bien logrado, jeje
    Un abrazo.

    Responder
    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar, Josep Mª! Me alegro de que el cuento de haya gustado! Jejeje, me he reído mucho con lo de «Colorín, colorado, para un cuento tan bien logrado». Gracias y un fuerte abrazo! ; )

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  3. María

    Genial, mucha suerte en el concurso. Te deseo el segundo puesto. Jejeje.
    Es broma, ya o sabes.
    Precioso con un toque romántico.
    Un besillo.

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    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar, María! Me alegro que te haya gustado e igualmente, mucha suerte a ti también! ; P

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  4. Irene F. Garza

    Espero que tengas muchas suerte Ramón, 🙂
    Es un cuento precioso, con un mensaje muy profundo, el del amor.

    Un abrazo, compi!

    Responder
    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar y por los buenos deseos, Irene! Me alegro de que te haya gustado y hayas captado el mensaje, jejeje. Un fuerte abrazo! ; )

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  5. Mila Gomez

    Pero que bonito cuento, Ramón, la imaginación baila sola entre tus letras y me ha parecido leer una historia de hadas, de encantadores y míticos dioses. Me ha parecido que el nieto era el abuelo Thomas… Te felicito por el talento en escribir la narrativa tan pulcramente, digno de película.

    Precioso.
    Un abrazo-)

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    • Ramón Márquez Ruiz

      Muchas gracias por comentar y por los halagos, Mila! Me alegro de que te haya gustado este pequeño cuento, jeje. Además, has acertado con tu planteamiento, ya que el Thomas que se menciona en el cuento es el abuelete. Un fuerte abrazo! ; )

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