Shirley quedó sumida en la oscuridad. Ya habían dejado de arrastrarla y notaba rozaduras y varios golpes por todo el cuerpo. Podía sentir como los demonios se agolpaban a su alrededor y veía sus orbes escarlata reluciendo en las tinieblas, oyendo como susurraban. Cerró los ojos echa un ovillo, esperando la muerte mientras se preguntaba por qué había un Dios que consintiera aquellas atrocidades. Volvió a recordar como la señora Felding moría abrasada, la oía aullar de nuevo…

Pasaron varios minutos y no sucedía nada. La joven comenzó a encontrarse mal, notaba como le palpitaba la mordida y a percibir una quemazón intensa que le llegaba a la clavícula. Le pitaban los oídos y le ardía la cabeza.

—¡SHIRLEY! —escuchó. ¿Lo había imaginado?

—¡SHIRLEY!

Al reconocer la voz de su progenitor reaccionó, llamándolo con todas sus fuerzas, desesperada. Intentó levantarse pero le sobrevino un mareo que la dejó postrada de rodillas. Pronto dos focos de luz muy intensos aparecieron ante sus ojos y padre llegó junto a ella, cargado con dos antorchas.

El hombre las clavó en el suelo arenoso y levantó a su hija de un estirón. La luz iluminó un pozo cercano y ambos supieron al instante en que punto de Wesboroth se encontraban.

—¡POR DIOS MI NIÑA! —sollozó él, abrazando a la joven con fuerza—. ¡Creía que te había perdido!

Shirley no podía hablar de la emoción, solo lloraba aliviada.

—¿Te han hecho algo pequeña? —quiso saber padre, consternado.

Ella iba a contestar cuando de repente apareció una anciana de la oscuridad y sin mediar palabra, cogió las antorchas. Luego se alejó unos pasos, mientras ellos la miraban sorprendidos.

—¡Tenía razón al usar este precioso señuelo! —les gritó triunfal—. ¡Aquí estás!

La muchacha reconoció las facciones de la mujer que la había arrastrado hasta allí, incluso a pesar de la titilante luz de las llamas. Entonces sintió como los monstruos se condensaban alrededor de los tres, en el límite de las tinieblas, susurrantes.

—¡¿PERO QUE DIABLOS HACE?! —exclamó el hombre—. ¡Démelas ahora!

La anciana retrocedió de nuevo y soltó una carcajada.

—¿Sabes quien soy? —le respondió—. Me llamo Mildred y sé que mi amada Grace te habló de mí.

A Shirley aquella persona no le sonaba de nada, ni su nombre tampoco. Pero notó como su progenitor se tensaba como una cuerda, apretando los puños.

—¿Usted era amiga de la señora Filding? —le preguntó a la anciana, con la voz quebrada por el miedo.

—Oh, preciosa niña —contestó ella—. Era mucho más que una amiga para mí.

La muchacha iba a preguntar lo que significaba aquello cuando padre la interrumpió.

—¡Has sido tú, maldita bruja! —exclamó—. ¡HAS ABIERTO LAS PUERTAS DEL INFIERNO POR VENGANZA!

—¿Las puertas del infierno dices? —la vieja rio de nuevo, helándoles la sangre—. ¡QUE INGENUO, THOMAS COLLINS! ¡¿ES QUE ELLA NO TE CONTÓ DE DÓNDE SACABA SUS BENDITOS SECRETOS!? ¡¿NO TE HABLÓ DE LO QUE HAY EN LOS BOSQUES?!

Padre no respondió y se colocó delante de su hija, con cuidado de no alejarla de la luz.

—¡Di algo maldito mojigato! —Mildred volvió a la carga—. Siempre lo has intuido, lo veo en tus ojos.

Los susurros elevaron el volumen, cargados de ira y resentimiento.

—¿Estos demonios vienen del bosque? —interrumpió la joven otra vez, horrorizada—. ¿Nos atacan por lo que le pasó a la señora Filding?

—Os atacan porque alguien vendió a mi amor, mi compañera de vida,  a los desvaríos de un jodido loco que supuestamente actúa al son de la virtud —respondió la mujer con desprecio.

La joven se quedó congelada.

—¿Qué dice esta señora? —le preguntó a su progenitor, con voz temblorosa.

Una parte de su cerebro analizó la primera mitad de la oración. ¿Dos mujeres enamoradas? ¡Según el reverendo Mathew aquello era pecado!  Pero el reverendo no era buena persona, estaba segura. Lo había sorprendido mirándola de formas indecentes durante misa, o acechándola en silencio cuando se cruzaban por la calle. Además, la comadrona del pueblo había sido el alma más pura y brillante que había conocido nunca… Entonces si aquello era cierto… ¿Quién había cometido semejante maldad? ¿Quién había denunciado a Grace Filding?

Recordó como la mayor parte del pueblo se había congregado ante su ejecución, llamándola bruja y cosas terribles. Ella solo gritaba mientras el fuego la devoraba sin piedad… Nadie había levantado un dedo para ayudarla, ni siquiera en el juicio…

El hombre apretó los labios con fuerza. Parecía que fuera a explotar.

—¿Thomas, se te ha comido la lengua el gato? —soltó la vieja, retrocediendo otra vez. Ya se encontraba junto al pozo—. Pese a ser deplorable lo que hiciste comprendo tus motivos…

—¡¿Qué?! —exclamó la muchacha, entre lágrimas—. ¡PADRE! ¿¡LO HICISTE TÚ?!

Su progenitor estalló a llorar, soportando en silencio como su hija lo golpeaba en el pecho.

—¡Nos quería a Will y a mí como si fuera nuestra madre! —gritaba Shirley—. ¡¿POR QUÉ HAS SIDO TAN MALVADO?!

—Lo hizo por ti, niña —añadió la anciana, logrando que la joven se quedara callada—. El reverendo te quería, te deseaba. Grace siempre lo había notado. Acosó a tu padre para que le permitiera desposarte pero lo rechazó. Entonces comenzó a chantajearle con soltar rumores sobre una bruja en el pueblo…Hasta que finalmente lo hizo…

—¡SOY CULPABLE! —exclamó el hombre, sin poder contenerse— ¡Ella me lo pidió para salvarte! ¡Me pidió que la pusiera en el punto de mira para desviar la atención de ti!

La muchacha se sintió desfallecer. No podía ser cierto…

—Una persona como mi Grace nace cada mil años —dijo Mildred con solemnidad—. Pero al morir de una forma tan horrible los seres del bosque se han hartado de las locuras de los hombres. Quieren tu vida, Thomas Collins. Las de tus vecinos ya han sido reclamadas.

Los susurros dejaron de serlo, para transformarse en gritos.

—Acepto mi castigo —respondió padre, abrazando a su niña—. Os quiero mucho a los dos —añadió, besándola en la frente—. Creo que ellos no te harán nada, ve junto a tu hermano, está en la iglesia. No queda lejos, sabrás llegar. Pero lávate la herida con el agua bendita, eres una buena niña. Dios ha de curarte, incluso del mal surgido de estos seres…

—¡No! —chilló la joven, aferrándose a él, desconsolada—. ¡No voy a dejarte morir! ¡PESE A LO QUE HAS HECHO NUNCA PODRÉ ODIARTE!

Entonces la anciana alzó los brazos al cielo.

—¡QUE WESBOROTH SEA DEVORADO POR LAS TINIEBLAS DE SUS ACTOS! —vociferó, arrojando las antorchas a las profundidades del pozo.

Se hizo la oscuridad…

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

6 Comentarios

  1. Josep Mª

    ¿Pagará el padre por su traición, a pesar de haberlo hecho para proteger a su hija? Supongo que al episodio de hoy le falta un CONTINUARÁ, jajaja.
    Tendremos que esperar un poco más al desenlace, jeje.
    Un abrazo.

    Responder
    • Ramón Márquez

      ¡Muchas gracias por comentar Josep Mª! Si, jeje, la historia no termina aquí. En cuanto a tu pregunta… ¡Quien sabe! ¡Aquí puede pasar de tó! ¡Un fuerte abrazo! ; )

      Responder
  2. Irene F. Garza

    Hola, Ramón.
    Muy buena continuación. Pobre hombre, al final solo intentó salvar a su hija, y por lo que he leído el sacrificio fue consentido. Espero que llegue pronto la próxima entrada y saber qué les sucederá a todos.
    ¿Cabe alguna posibilidad de perdón?
    Un abrazo.

    Responder
    • Ramón Márquez

      ¡Muchas gracias por comentar Irene! Quien sabe, quizá quepa alguna posibilidad de perdón. O quizá… no, jaja. Eso ya lo veréis esta semana si puedo terminar el desenlace como se merece esta historia. Hay un dicho que reza algo así de que el infierno está lleno de buenas acciones. Me alegro ver que sigues con este relato y espero no dejarte indiferente con el final. ¡Un fuerte abrazo!

      Responder
  3. Miguel Pina

    Hola Ramón, no sé muy bien si te ha llegado el comentario que he realizado pues ha habido un error mio al no rellenar algún espacio requerido. En cualquier caso, decirte que quedo a la espera de ver como se resuelve el misterio en el desenlace de la historia. Ese: «se hizo la oscuridad»….deja con la intriga de saber más y quien sabe de si alguna sorpresa narrativa. Un gran abrazo.

    Responder
    • Ramón Márquez

      ¡Muchas gracias por comentar, Miguel! No me ha salido ningún comentario tuyo a parte de este, así que ha llegado a buen puerto, jeje. Me ha costado horrores escribir el desenlace de esta historia y mira que lo tenía claro desde el principio. Pero una cosa es pensarlo, y otra intentarlo plasmar con palabras y que se comprenda. ¿Habrá un giro narrativo? ¿Shirley rescatará a Will? ¡Tendrás que descubrirlo! ¡Un fuerte abrazo! ; )

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