CAPÍTULO 4. EL DEDO BRUTAL

Anselmo se miró los dedos de la mano derecha con aprehensión. El corazón parecía enfadado, rojo e hinchado, y el anular tenía un aspecto extraño, ligeramente torcido. Se los había pillado con un cajón de la cocina, al cerrarlo de forma apresurada. “Me he partido alguno de los dos, seguro”, pensó. Carlitos lo miraba en silencio, tumbado en el sofá y tapado con su manta favorita de Spiderman. Aquella mañana el crío había amanecido con fiebre, por lo que sus padres decidieron que se quedara en casa. Y tanto Carlos como Lucía se hallaban en el trabajo, desde hacía un buen rato…

—¿Te duele yayo? —quiso saber el niño.

—No, chavalote, no me duele nada —mintió el abuelo, bufándoselos. “Joder, que dolor. A ver cómo me lo monto ahora”— ¿Quieres que te ponga los dibujos? Tengo que llamar a tu padre un momento…

El niño se encogió de hombros y observó como el yayo encendía la tele; realmente le daba lo mismo, no tenía ganas de nada. Tosió un poquito.

Anselmo se metió en la cocina y con la mano sana sacó su teléfono móvil del bolsillo del pantalón. Miró la pantalla un momento, antes de marcar los números. Todavía no entendía del todo aquel maldito cacharro, aunque debía admitir que, poquito a poco, le iba cogiendo el tranquillo.

—Hola papá —contestó Carlos al segundo toque, desde el otro lado de la red.

—Hola hijo, tengo un problema —soltó Anselmo, abordando el tema directamente—. Creo que me he reventado un dedo de la mano, como mínimo…

—¿Qué dices, papá? ¿Pero cómo…?

—Estaba un poco despistado y me los he pillado al cerrar un cajón…

—Joder, PADRE. ¿Por qué eres tan bestia?

—No me hinches las pelotas, Carlitos… Alguno de los dos ha de volver para quedarse con el niño. Aún sigue con fiebre…

—Es imposible, papá. Lucía tiene reuniones de trabajo para aburrir y yo estoy muy liado… ¿Te duele mucho? ¿No estarás exagerando? Mándame una foto por watsapp.

—¿Por qué coño quieres que te mande una foto por esa cosa? Que te digo que me lo he roto, ¡JODER!

—Esa lengua, papá. ¿No estarás delante del nene?

—Que no, hombre, que no… Estoy en la cocina, solo. De acuerdo, ahora te mando la foto…

Un momento después Anselmo consiguió enviarle a Carlos el dichoso watsapp y esperó a que su hijo le dijera algo. “¿Por qué la juventud es tan desconfiada?” pensó asqueado. Pasados unos instantes sonó el teléfono y lo descolgó al vuelo.

—¡Madre mía, papá! —le dijo Carlos a modo de saludo—. ¿Pero cómo diablos te has hecho eso? El dedo anular tiene un aspecto muy raro… mierda…

—Vigila esa lengua, hijo. Ya te lo he dicho desde el principio, me he roto uno como mínimo. Por no decirte que me duelen a rabiar. He de irme a urgencias, pero no voy sacar al crío de casa. Vais a tener que joderos alguno de los dos. ¿O quieres que deje solo al niño?

—No me vengas con esas, papá. ¿Piensas que no me preocupo por ti, o por mi propio hijo? Hagamos una cosa. Ves a ver a los vecinos y si Julián y Guillermo están en casa, deja a Carlitos allí y pídele a Guille que te lleve al hospital.

—¡Pero como! ¡Si ese crío no tiene el carnet!

—Guille cumplió los diecinueve la semana pasada. Y ya tiene el carnet desde hace un año.

—Pues no lo sabía…

—No te enteras de nada, papá. Pídele que te acerque. Estará en casa seguro, ayer me dijo que le habían dado vacaciones indefinidas, vamos, que al pobre chaval lo han despedido del trabajo.

“Vaya” pensó Anselmo. Los dedos le dolían demasiado como para esperar mucho.

—Yo iré al hospital en cuanto pueda, te lo prometo, aunque dos horas más en el trabajo no me las quita nadie. En una situación normal me iría ahora mismo, pero hoy vamos muy liados…

El abuelo lo sabía y lo comprendía; el vecino era la mejor opción por el momento.

—Llámame si Guille no puede llevarte y ya me las arreglaré, ¿de acuerdo? —dijo Carlos, antes de colgar. Se sentía culpable por no irse con su padre y con su hijo.

Anselmo se despidió resignado y se fue un momento a casa de los vecinos. Gracias a Dios, las puertas de los pisos se hallaban muy cerca la una de la otra. Y sabía que Carlitos no se movería del sofá; el pobrecito tenía una carita…

Al poco de tocar al timbre la puerta se abrió y apareció Guillermo. Sorprendido de su rapidez, el abuelo contempló al chaval, con las cejas arqueadas.

—Hola Anselmo —lo saludó el chico—. Iba a ir a verte ahora mismo, Carlos acaba de llamar a mi padre.

—Vaya —dijo el hombre, sorprendiéndose. En ocasiones seguía despertándole punzadas de nostalgia el ver lo apañado que era su hijo. Hacía unos cuantos años no levantaba unos palmos del suelo… “Mi chavalote” pensó.

—¿Tu padre se quedará en casa con tu abuela?

—Sí, no se preocupe. Vamos a por el niño y nos marchamos. ¿A ver esos dedos?

Anselmo notó la curiosidad en su tono de voz. “Cómo es la juventud”. De no haber padecido tanto dolor hasta le hubiera sonreído. Levantó la mano y el chaval dedicó una intensa mirada a su extremidad mal herida. Los dedos se habían puesto más hinchados y morados, el anular en especial.

—Ese dedo es brutaaal —soltó Guille, desde la más profunda sinceridad.

“Que cachondo el niño”, se dijo el hombre. Él lo hubiera llamado de otra manera, por lo que era en realidad; una soberana putada. Pero brutal sonaba más fino y moderno…

Licencia Creative Commons
El niño que no entendía convencionalismos 4. El dedo brutal por Ramón Márquez Ruiz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

He leído y acepto la política de privacidad

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Entre sus funciones están la de analizar el tráfico web e implementar las redes sociales. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
error: Content is protected !!
Share This