SARAH

SARAH

Novelesco se complace en presentar «Sarah», un relato escrito para el concurso «El tintero de oro», organizado por el compañero bloguero David Rubio. Espero que os guste y comentad ; )

La primera vez que vi a Sarah me quedé embelesado. Ambos paseábamos por el parque Roswell, disfrutando de la agradable brisa primaveral junto a un centenar de personas. Nuestros caminos se cruzaron en una de las zonas más conocidas, coronada de arcos repletos de rosas y custodiada por efigies que imitaban el estilo renacentista.

Recuerdo aquel instante como si fuera ayer, incluso ahora. Yo caminaba sin prisas, divagando en mis asuntos, cuando sin previo aviso nuestras miradas se cruzaron y detuve mis pasos, hipnotizado por su deslumbrante belleza.

Ella, que iba con un grupo de señoras de cierta edad, sonrió ante mi descaro y comenzó a girar de forma coqueta el parasol, mientras se iba acercando despacio. Entonces me guiñó un ojo, demostrándome lo encantadora, atrevida y atípica que era su persona.

“No seas descarada” oí que la regañaban, mientras las cotorras murmuraba quejidos de disgusto. “Lo que acabas de hacer es indigno de una dama de tu posición”.

Escuché una disculpa hueca, carente de cualquier chispa de arrepentimiento. Pasaron a mi lado y la seguí con la mirada, hasta que algo llamó poderosamente mi atención.

En el suelo había un pañuelo blanco, con delicados bordados de encaje. Lo contemplé unos segundos y corrí a cogerlo sin pensar. Creo que detenerla para preguntarle si había perdido la prenda fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, nada podrá cambiar eso. Porque cuatro meses después de aquel mágico encuentro, celebramos nuestras nupcias.

Festejamos los esponsales en Marjory Manor, la mansión que había heredado tras la muerte de mis padres, donde íbamos a iniciar una maravillosa vida en común. La ocasión bien merecía algunos gastos, por lo que había mandado remodelar los jardines con esmero, incluso pintado la fachada de la casa y redecorando algunas estancias. Por primera vez en mucho tiempo, la ancestral morada familiar había dejado de ser gris, para dar la bienvenida a los sueños.

En la noche de bodas hice a Sarah mía, y yo me hice totalmente suyo. Ninguna mujer, excepto ella, había sido capaz de tocar mi alma a parte del cuerpo. Y cuando llevábamos un año juntos, quedó encinta.

Por fortuna, el sino quiso que hubiera complicaciones durante el parto y el niño muriera días más tarde. Puede parecer que soy un hombre terrible, pero ahora que en una trampa sin salida me hallo, agradezco aquella desdicha y al mismo tiempo, siento que ya nada me importa. No después de todo lo que nos ha acontecido en estos últimos tres días…

Al principio llevamos mal que mi amada no pudiera volver a concebir. Pero con el paso de los años, ella comenzó a sobreponerse y a participar activamente en algunas campañas de caridad, acudiendo como voluntaria a varios hospicios de Londres. Yo mismo la incentivé, contribuyendo con cuantiosas donaciones a sus buenas obras, pues lo único que deseaba era volver a verla feliz.

Y el año pasado me replanteó la idea de adoptar a uno de los críos que había conocido en Saint Thomas, y con el que se había encariñado mucho. Huelga decir que acepté con gusto la sugerencia, pues el pequeño Austin me encandiló a mí también, con sus preciosos ojos grises y su sonrisa bonachona. La felicidad volvió a Marjory Manor y nada nos hacía presagiar la oscuridad que se cernía sobre todos… Éramos tan ilusos…

Ante ayer marché a Londres a trabajar, topándome con extrañas noticias a las que no di la importancia merecida. Por lo visto una enfermedad desconocida atacaba gran parte de Inglaterra. Al principio se sospechó que podía tratarse de gripe, pero algunos médicos constataron síntomas que se diferenciaban de ese mal.

Además, aquel día me tocaba juzgar uno de los últimos casos de agresión en la ciudad, el de un vagabundo que había atacado a un respetable ciudadano en Whitechapel, cuando éste se disponía a coger un cabriolé. No obstante, tras llegar a mi despacho me informaron de que se había suspendido el juicio.

Al parecer, la víctima había contraído la nueva dolencia y deliraba postrado en cama. Además, el agresor había tenido que ser reducido hasta la muerte tras soltar certeras dentelladas a varios agentes cuando se disponían a encerrarlo en una celda individual. Enojado por haber acudido para nada, escuché historias que sin duda debían estar exageradas. Tonterías dignas de mentes atolondradas que hablaban de ojos extraños y aplastamientos de cráneo.

No fue hasta la mañana siguiente cuando una intensa y malsana sensación comenzó a invadirme. El pequeño Austin, que jugaba en los jardines bajo la atenta supervisión de su institutriz, fue asaltado por lo que parecía un indigente. Cómo ese hombre llegó hasta mis dominios, es un auténtico misterio.

Sarah recogía flores mientras yo tomaba un té y leía el diario. Entonces escuchamos los gritos y vimos algo a lo lejos. Miss White corría hacia nosotros con el niño en brazos, gritando.Parecía manchada de sangre. Mi mujer me llamó y salimos disparados hacia ellos. Nada más alcanzarlos cogí al niño y al constatar que le faltaba un buen trozo de carne, saqué un pañuelo del bolsillo del chaleco y apreté la herida con fuerza, intentando contener la hemorragia. La joven nos contó que había conseguido soltar al pequeño golpeando al criminal con una rama.

Entonces pedí que prepararan el carruaje y exigí a algunos de mis hombres que cogieran las escopetas de caza y buscaran al canalla que había cometido semejante atrocidad.

El viaje hacia la casa del médico fue agónico. Por fortuna quiso Dios que nos recibieran enseguida. Austin se comportó como todo un hombrecito, apenas gritó ni lloró mientras le desinfectaban y cosían. Con el paso del rato su tez adquirió un poco de color, algo que por fin logró que mi cuerpo se relajara lo suficiente como para aceptar un whisky.

Fue en ese momento cuando me percaté de la muñeca vendada del doctor y le pregunté al respecto, recibiendo la contestación de que un paciente lo había mordido en Londres. Nada más oír eso noté un profundo escalofrío. Después, recordando lo que había oído en los juzgados el día anterior, sentí el irrefrenable deseo de volver junto a mi esposa.

Los últimos rayos del sol morían dejando paso al anochecer. Al bajar del carruaje mi hijo se agitó inquieto y cavilé de nuevo sobre los rumores que circulaban en la ciudad. No obstante me negué ante la evidencia de esa locura enfermiza que parecía extenderse como la peste.

Sarah nos esperaba en la puerta y me arrebató a la criatura de los brazos. Le di un largo beso y le pregunté por mis hombres, descubriendo que aún no habían regresado de la cacería. Pensé que era extraño, pero no le di mucha importancia.

Esa noche mi amada y yo hicimos el amor por última vez. Unas horas después vinieron a informarnos de que Austin se hallaba gravemente enfermo y acudimos a su encuentro. La fiebre era tan alta que le quemaba la piel y las vendas de su manita presentaban un aspecto sucio, amarillento, incluso desprendían un hedor repulsivo…

Luego vino el caos, tan veloz que apenas soy capaz de narrarlo. Me disponía a ordenar que fueran a buscar al doctor cuando uno de mis sirvientes me informó de que habían visto a algunos de mis hombres a través de las ventanas, deambulando de forma desconcertante alrededor de la casa. Dejé que Sarah se encargara de eso y bajé a buscarlos, deseoso de recibir buenas noticias. Pero una vez abierta la entrada y gracias a las luces de gas, comprobé con absoluto terror que una realidad nueva y grotesca se me acercaba, bajo la forma de extrañas criaturas que pese a conservar rasgos familiares, presentaban horripilantes heridas que por fuerza divida, tenían que ser mortales de necesidad.

Grité e intenté cerrar la puerta pero la abrieron de un fuerte empellón y caí al suelo… De ese modo la muerte irrumpió en mi morada, atacando a todo aquel que se cruzara en su camino. Aturdido, busqué si portaban las escopetas, dándome cuenta de que ninguna de esas cosas las llevaba consigo. Me puse en pie y corrí al piso de arriba, alertando a todo el mundo. Por desgracia no estábamos preparados para aquel ataque y el desastre fue inminente.

Ya casi había llegado a la habitación de Austin cuando escuché un grito familiar. Aturdido cogí uno de los candelabros e irrumpí en la estancia, topándome con una imagen escalofriante. El niño se agarraba al cuello de la institutriz, que se agitaba intentando soltarse. Chorros escarlata salpicaron a Sarah cuando, aterrada, trataba de separarlos.

Respiré hondo, consciente de lo que debía hacer y comencé a golpear la cabecita del pequeño. Cuando cayó al suelo mi mujer me empujó, sollozando, dándome puñetazos en el pecho. Yo deseaba explicarle lo que sucedía pero no había tiempo. Me miré las manos, manchadas de sangre y arrojé el tenebrario…

Apenas tuvimos unos segundos para reaccionar. La pobre maestra, convertida en una de esas cosas, se arrastró hasta nosotros y mordió a mi amor en la pierna. Su grito desgarrador me retornó a la realidad y di patadas a la agresora para que la soltara.

Después cogí a Sarah en brazos y salí corriendo de la habitación. Desgraciadamente había más de aquellas criaturas en la escalera, gente a la que había apreciado en vida y de la que ya tan solo quedaba un cuerpo corrompido. Huí hacia mis aposentos, recordando que siempre guardaba un arma para emergencias, oculta en uno de los cajones.

Cerré la puerta nada más entrar y dejé a mi esposa en la cama. A continuación atranqué todas las entradas con los muebles, corrí las cortinas y busqué el revólver. Luego vendé a mi amor con trozos de sábana, consciente de que no sería capaz de parar la enfermedad; y me tumbé a su lado, a la espera del paso del tiempo. Ambos sabíamos cuál iba a ser el final.

De vez en cuando sonaban gritos desgarradores que traspasaban las paredes y las ventanas. Alguien murió cuando intentaba escapar por los jardines, sus aullidos de dolor me acuchillaron los oídos hasta llegarme al alma.

Amaneció y volvió a oscurecer. Todo cuanto me quedaba estaba conmigo, sin ella no pensaba marchar a ningún lado. Una tormenta bañó Marjory Manor, pese a ser incapaz de arrastrar el terror consigo.

Escuché un alarido en el pasillo y me acerqué a la puerta despacio, intentando discernir si se aproximaba hacia nosotros. De golpe sentí un profundo escalofrío y me volví, percatándome de que Sarah se había levantado de la cama. La llamé, notando un nudo en la boca del estómago, pues la posición de su cabeza, totalmente inclinada hacia un lado, se me antojó aterradora y antinatural. Las primeras lágrimas cayeron a través de mis mejillas cuando ella me miró con sus nuevos y terribles ojos, que incluso a pesar de la tenue luz de los quinqués, se dibujaban amarillosos y cubiertos por una pátina virulenta. Ya no quise controlarlo, sollocé impotente. La odiosa certeza de que su alma seguía atrapada en aquel cuerpo envilecido me golpeaba, dejándome sin aliento. Entonces ella irguió su cabeza con un brusco movimiento que le hizo crujir el cuello y soltó un gruñido gutural.

Sabía que el disparo iba a atraer a las otras criaturas, estaba convencido. No obstante Sarah merecía una vida de cuento, un final digno.

Le encañoné a la cabeza, diciéndole cuanto la amaba y que no tardaríamos en reencontrarnos. Ella arrancó a correr hacia mí y apreté el gatillo…

Ya han pasado unos minutos y aquí me hallo, con el cuerpo de mi difunta esposa entre mis brazos. La puerta y los muebles rebotan por los golpes y escucho a esos monstruos gritar al otro lado, arañando las paredes, agrupándose en el embudo que les conduce a mi tumba. Es cuestión de tiempo que entren en tropel, deseosos de probar mi carne. Pero pienso pegarme un tiro en cuanto lo hagan… ¡Oh, Dios mío! ¡La madera está cediendo! ¡DIOS MÍO, DIOS MÍO!

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

UNA LANDING PAGE DE PESO

UNA LANDING PAGE DE PESO

Esta sección acaba de arrancar. Y no hay mejor modo de hacerlo que remontarse a los inicios, cuando Novelesco se llamaba Seres de luz Blog —que fue, literalmente, hasta hace poco más de una semana— y cuando migré a WordPress hace año y poco. ¡No os la perdáis! ; )

Después de investigar sobre Blogger llegué a la conclusión de que, tal y como veía las cosas, para tener un diseño con el que me sintiera conforme iba a necesitar muchos conocimientos y tiempo del que no disponía. Así que tras el descubrimiento de Ghost —por aquel entonces, una nueva plataforma de Blogs que presentaba plantillas impresionantes, muy parecidas a las de WordPress— decidí probar suerte, auto alojándome en sus propios servidores. Yo era nuevo en el mundillo. Y también ellos, en cierto sentido. Fue el flechazo perfecto.

La opción escogida me resultaba muy cómoda, digna de un —muy exageradamente «Dummy»— recién llegado a la red, pues a cambio de una módica cuota mensual solo debías instalar el theme deseado y escribir, sin más, con un editor chulísimo que te mostraba en tiempo real como iba quedando tu artículo. Compré una plantilla que me había encantado desde el minuto numero uno y me lancé al vacío. Lo único malo es que a pesar de tener libertad absoluta con las imágenes, apenas podía tocar temas del diseño. Y el par de arreglos que le hice, fue mediante el competente equipo de Ghost y casi siempre gracias a la dulce y atenta Sarah, con la que usando Google transistor podía tener conversaciones y hasta preguntarle cosas.

Estuve un año y medio en esta plataforma, pero comencé a darme cuenta de que necesitaba crecer, de que acababa de comenzar y no me parecía buena idea quedarme anclado, sin explorar nuevas opciones. Es más, me animaron a aprender y explorar, y WordPress seguía atrayéndome mucho más que Blogger, por la infinidad de opciones que atesora. Fue así como aterricé en la gran W, con una impresionante plantilla que te permite hacer casi cualquier cosa y un elaborado diseño que me costó tres meses de intenso trabajo. Tres meses muy duros, agobiantes, con el aire acondicionado estropeado y una columna ventilador que al menos, me salvó la vida e impidió que mi mano derecha se fundiera, literalmente, contra la wacom.

Y como suele pasar con las personas creativas, durante ese periplo hubo una serie de elementos que por cuestiones de diversa índole, acabaron sin usarse. Como por ejemplo lo que os voy a presentar a continuación, mi primera, primerísima Landig Page.

Antes de proseguir me gustaría matizar un par de cosas.

La primera: explicar que es una Landing Page —o página de aterrizaje, en nuestro querido idioma—, por si hay alguien que no lo sabe. Voy a ser bastante conciso al respecto, pues en google se pueden encontrar auténticos expertos que os podrán iluminar mejor que yo. Se trata de una página inicial que pretende convertir visitas en Leads —es una palabra que engloba muchas cosas, desde contactos, futuros clientes, subscriptores…— y que suele usarse mucho en Marketing online. En mi caso, lo que pretendía era captar toda la atención del visitante, preparando una antesala de la curiosidad.

La segunda: La ilustración que vais a ver a continuación es el resultado final, la depuración de una idea que me llevó dos semanas de trabajo. Aunque no era lo único que hacía durante ese tiempo, pues ya estaba desarrollando todos los elementos visuales del blog.

Por un error mío al entender ciertas virtudes de mi plantilla de WordPress, llegué a la equívoca conclusión de que podía hacer dos diseños alternativos que se cargaran de forma aleatoria. Así que también diseñé la versión masculina, para irla alternando con la femenina.

Esta ilustración acabaría desechada en poco tiempo, pues la versión femenina tenía más fuerza y decidí simplificar. Aunque no sería hasta bastante tiempo después —y ya con el nuevo diseño de Landing— cuando acabaría cerciorándome de que era imposible hacer lo que pretendía, o al menos sin tocar mucho, muchísimo y abrumador Css.

1. «Algo con lo que no contaba»

¿Os ha gustado la ilustración? No voy a entrar en temas de gustos, pues son inescrutables e inacabables. Solo diré que en ella hay un fallo con el que durante mi efervescencia creativa, no contaba. ¿Lo habéis notado? Sinceramente, tampoco pretendo prolongar vuestra agonía y voy a responder ahora mismo. El formato del diseño es demasiado largo.

Veréis, yo suelo trabajar en un iMac de 27 pulgadas. Eso está genial, pero se han de tener en cuenta diversas cuestiones, entre las que destacan el Responsive —lo que hace que las webs se adapten a diversos tamaños y dispositivos— y la navegación amigable.

Normalmente, para temas grandes de diseño del blog suelo saltar entre el mac, un portátil de catorce pulgadas, una tablet prestada y mi movil —que murió la semana pasada—, comparando como se ve en todos los dispositivos. En este caso, ya en el ordenador grande la ilustración ocupaba toda la pantalla y tenías que seguir bajando, y bajando, hasta llegar a un cartel que daba la bienvenida y que custodiaba un botón de entrada a la web. Al hacer la prueba vi que no me parecía amigable, pues el internauta medio no suele tener mucha paciencia, por no hablar de que puede haber visitantes con escaso conocimiento de «informática básica». Vamos, que la ilustración quedaba preciosa, pero como Landing page no funcionaba.

Así que me enfrasqué en la tarea de achatarla, trucando de forma proporcionada todos los elementos para no deformarlos. Pero no os voy a enseñar el resultado, pues es muy parecido al de arriba, salvo que mucho más compacto. Y deseo saltar al punto número dos, en el que contra todo orden lógico hablaremos de la primera idea, la original, y el motivo final —viva la redundancia— por el que no se utilizó, ni siquiera el diseño depurado.

2. «Cuestión de peso»

Abordaré este punto con un video que he querido realizar, y que también me servirá para cerrar la entrada. ¡Espero que os guste!

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

¡BIENVENIDOS A UNA NUEVA ETAPA!

¡BIENVENIDOS A UNA NUEVA ETAPA!

Ha llegado una nueva etapa y Seres de luz Blog nos ha dejado para renacer con otra identidad. No obstante me gustaría añadir que la filosofía de mi pequeño cajón de–sastre particular sigue siendo casi la misma.

Llevaba ya unos meses replanteándome ciertas cuestiones y tras meditarlo mucho, llegué a la conclusión de que necesitaba volver a crecer. Fue así como me vino la idea de dejar atrás la etapa anterior, dándome cuenta de que quizá había llegado el momento de cambiar, quedándome con lo aprendido durante todo este tiempo e intentando dar otro paso más hacia delante.

Podría mentir y decir que hice una larga criba de nombres, pero prefiero no hacerlo. Novelesco fue de las primeras opciones, incluso en los inicios del blog. Y aunque finalmente ganó Seres de Luz, la N azul –como me gusta llamarlo– quedó guardada en un baúl, a la espera de que algún día, deseara efectuar el cambio. Y hoy, Lunes 4 de septiembre, ha llegado ese momento.

 

Para celebrarlo, voy a abrir dos nuevas secciones que muy pronto verán la luz. Ya se encuentran en los menús, pero aún no están operativas. Hay que ir poco a poco, Roma no se construyó en un día –y bueno, en un verano tampoco, jeje.

La primera se llamará Museum, y en ésta iré publicando, cada semana, un artículo en el que enseño elementos visuales y DESCARTADOS del diseño gráfico del blog, y el motivo de por qué acabaron sin usarse. Tengo algunas cosillas guardadas y puede ser una forma amena y divertida de compartirlas, de no dejar en saco roto horas de trabajo invertidas. Además, cuando haga alguna ilustración resultona también la veréis, posiblemente acompañadas de algún micro.

Y la segunda, se titulará Aventuras Interactivas, un nombre que me resulta bastante esclarecedor. ¿Recordáis los libros de «Escoge tu propia aventura»? Pues imaginaros una versión adulta –como no– y pasada por mi filtro. La primera se titula «La leyenda de Bathmordra» y será episódica. El primer capítulo ya está casi terminado, podría decirse que ha sido mi proyecto del verano. No obstante esta sección tiene mucho trabajo, por lo que para lograr que funcione, ha de tener un precio que el lector ha de estar dispuesto a pagar. Es muy posible que os estéis preguntando en este momento… ¿Dice que paguemos con dinero? Y la respuesta es un NO mayúsculo. La moneda de cambio será la colaboración, la experimentación y los comentarios, sobre todo lo último. Funcionará por Goals –objetivos– que irán marcados al final de cada episodio. En el caso de la primera aventura, un segundo capítulo costará veinte comentarios –netos, mis respuestas no cuentan–, y treinta si se desea otro personaje. Es algo difícil, pero creo que no algo inalcanzable. Ya os iré informando al respecto.

Otra de las cosas que ha cambiado un poco ha sido el diseño del blog. Inicialmente me inspiré –muy libremente– en el modernismo, aunque quizá ahora he marcado el toque decimonónico, pues Novelesco me sugiere folletines de aventuras, Julio Verne…

Aunque Barcelona, una ciudad que amo, continúa saliendo de telón de fondo en bastantes imágenes. Siempre que ha habido atentados de estos locos homicidas, en cualquier parte del mundo, mi corazón ha sangrado y he sentido tristeza. Pero he de admitir que en esta ocasión han tocado una ciudad de la que guardo muchos recuerdos preciosos, y buenas y malas experiencias que me enseñaron cosas importantes. Yo he estado millones de veces caminando tranquilamente por allí, es más, siempre que voy a Bcn suelo moverme por las ramblas. Tengo a familia directa trabajando en esa zona y mi hermana y su pareja estuvieron allí el día de antes, justo sobre esa hora. Hemos tenido mucha suerte, pese a que por desgracia, ha habido gente que no ha tenido tanta.

No podía acabar esta entrada jubilosa sin mencionar tan deshonroso ataque contra la libertad. Porque «NO TENIM POR»NO TENEMOS MIEDO–, ni ahora, ni nunca.

Un fuerte abrazo para todos y os invito a daros una vuelta por Novelesco. Espero que nuestros caminos sigan cruzándose mucho, muchísimo tiempo. ¡Nos vemos!  ; )

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

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