PRISMA (RELATOS 6 Y 7)

PRISMA (RELATOS 6 Y 7)

RELATO 6. TRISTEZA

Federico cogió la flor y la olió, dejando que el aroma recorriera todos los rincones de su nariz. Y sintió que la fragancia lo retornaba al presente, haciendo que volviera a estar rodeado de una familia y amigos que, durante unos instantes, se habían convertido en algo totalmente brumoso, hasta casi desaparecer…

Sentía algo extraño por dentro y sabía que una parte de sí mismo se había volatilizado para no volver. “Maldita sea, mujer” pensó. “Querías darme una sorpresa y madre mía si lo has hecho”. En aquel instante una reflexión lo golpeó con la contundencia de una maza. Si ella no hubiera insistido en regresar a casa nada más terminar la reunión, nada de aquello hubiera sucedido.

“Jodida operación” se regañó. Lola insistía en no dejarlo solo durante mucho rato, al menos los primeros días tras la intervención quirúrgica. Y curiosamente, aquella manía había acabado por costarle la vida…

El ataúd se hundió en la tumba hasta el tope y Federico, conteniendo el aliento, arrojó la flor. No estaba preparado para vivir sin ella, sin el amor de su vida… Todavía era tan  joven para experimentar esa desazón…

Una presencia que lo había visto todo, volvió a saltar…

RELATO 7. INSPIRACIÓN

Ernesto se quitó las gafas y miró por la ventana, preguntándose que era lo que realmente deseaba plasmar.

Llevaba más de una hora delante del monitor observando una pantalla teñida nívea pulcritud, solamente manchada por una diminuta rayita de color oscuro. El bloqueo lo tenía totalmente bajo su control…

“Esto es asqueroso” se regañó el hombre, antes de permitir que su mente tuviera una fuga en el borroso exterior. Quitarse las gafas para relajar la vista le resultó todo un acierto, pues la notaba cansada. Y aún no eran ni las once de la mañana… Tenía que ser productivo, no podía permitirse pasar otro día mirando las musarañas, con una creciente ansiedad anclada en la boca del estómago…

Después de reflexionar cinco minutos decidió relajarse durante un rato. La novela no se iba a escribir sola, cierto. Pero mientras bajaba las persianas a media altura, apagaba la luz y se tumbaba en el sofá por media hora, bloqueó la maraña de pensamientos que lo abotargaban, dispuesto a meditar. ¿Qué era lo que fallaba? ¿Cuál era la pieza disonante que lo alteraba? Algo le dijo que necesitaba, encarecidamente, buscar las respuestas.

Una presencia que lo había visto todo, volvió a saltar…

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

PRISMA (RELATOS 6 Y 7)

PRISMA (RELATOS 4 Y 5)

RELATO 4. COMPENSACIÓN

Carla dio una larga calada al cigarrillo. La tormenta seguía descargando su furia sobre la ciudad, algo que no mejoraba su mal humor.

“¿Por qué tarda tanto?” pensó, mirando la hora en el salpicadero.

Los minutos siguieron sucediéndose, tan lentos que parecían interminables. Cuatro cigarros más tarde, Juan picó en la ventana del copiloto y ella  desbloqueó las puertas del coche.

—Perdona el retraso —se disculpó mientras se sentaba.

—¿Todo listo?

—Efectivamente, ya hemos realizado el intercambio. Estos milloncitos nos van a ayudar a comenzar de nuevo, nena.

Celcopun había cerrado de golpe, despidiendo sin explicaciones a sus trabajadores, entre los que se incluían ellos dos. Y todo gracias al chorizo del propietario, que andaba metido en turbios asuntos con hacienda. Así que como parecía que la empresa se había ido a la mierda, habían decidido secuestrarlo para sacar un cuantioso rescate, sabedores de que el muy canalla tenía una fortuna en paraísos fiscales.

—¿Y que hacemos con el cerdo del jefazo? —preguntó ella entonces, al escuchar un sonido amortiguado que v enía del maletero.

—Pues nada, lo dejaremos con el coche por ahí tirado. Alguien lo encontrará, digo yo…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar.

RELATO 5. PACIENCIA

Zenira miró al hombre con interés.

—¿Ya tiene compañía, caballero? —le preguntó, acariciándole la pajarita mientras se sentaba sobre su regazo, con cuidado de no tocar el sombrero de copa.

—Ahora sí —contestó él, esbozando una sonrisa bajo su espeso y bien peinado bigote.

La mujer notó la erección al instante, tan rápida que hasta le pareció gracioso. Y valoró todos los detalles del aspecto, para discernir si debía buscar a otro cliente.

La concubina pareció satisfecha y se dejó acariciar los senos por aquellas manos pulcramente enguantadas…

—¡Istara, Istara! —llamó a su mejor amiga, al entrar en sus aposentos cargada con un buen fardo de tela.

La chica se volvió al oírla y Zenira observó su prominente barriga, que marcaba el avanzado estado de gestación

—¡Ya lo tenemos! ¡Nos marchamos ahora mismo!

—¡Pero que haces aquí! ¡Te he visto entrar con un cliente dorado, de los que te gustan!

La mujer puso los ojos en blanco.

—Le he metido unos polvillos del sueño en el vino. Y con todo lo que le he robado ya reunimos lo justo para el pasaje en el Cuervo express…

Una presencia que lo había visto todo, volvió a saltar.

 

Me llamo Ramón Márquez Ruiz y soy escritor, diseñador gráfico e ilustrador. Bienvenidos a Novelesco. Si deseas saber más cosas sobre mi, clica abajo. Muchas gracias por leerme ; )

PRISMA (RELATOS 6 Y 7)

PRISMA (RELATOS 2 Y 3)

RELATO 2. RECUERDO

El hombre suspiró varias veces. Luego le dio una larga calada al cigarrillo y se entretuvo en expulsar el humo, dibujando aros evanescentes en el aire.

“Maldita sea” pensó, desde el callejón. Ella no aparecía y según su cliente, siempre pasaba por aquella calle a las once de la noche, para volver a casa del trabajo.

Respiró hondo, percibiendo el característico olor a humedad que siempre precedía a las tormentas. Y eso le hizo recordar su primer encargo muchos años atrás, siendo un joven inexperto. A él acudió de nuevo la cara de aquel caballero cuando le asestó la primera puñalada en el estómago, la extraña sensación de notar su sangre tibia mojándole las manos…

Pasarse a las pistolas había sido todo un acierto, realizaban trabajos limpios con los que era fácil no macharse. Aunque siempre retendría a su primera víctima en la memoria…

Un ruido lo sacó de sus ensoñaciones y se volvió, topándose con una hermosa mujer. Justo la que tenía que asesinar aquella noche.

—Hola guapo —le dijo ella, antes de apuñalarlo en las tripas—. ¿Recuerdas a mi padre? Lo mataste hace veinte años…

Una presencia que lo había visto todo, volvió a saltar…

 

RELATO 3. FELICIDAD

—¿Quiere otra copa, caballero?

Agustín asintió y contempló en silencio como le rellenaban el vaso vacío.

Tras aflojarse el nudo de la corbata se sintió más relajado y dio un largo trago al whisky, degustándolo con tranquilidad. Entonces contempló el anillo dorado que decoraba uno de sus dedos. Sabía que Florence había tenido varios amantes a lo largo de los años y sospechaba que no lo abandonaba por la vida acomodada que tenían en común.

Agustín nunca se había quejado, pero en cierto sentido le sucedía lo mismo. Ya tampoco la quería, a pesar de haberse acoplado a ella. Y de cara a la galería, que un hombre de negocios con tanto éxito estuviera casado con una artista, le abría muchas puertas, por extraño que pudiera resultar. Juntos eran el negocio perfecto. Sin amor, pero bien avenido.

El hombre vio por el rabillo del ojo como una hermosa mujer se sentaba junto a él y lo miraba.

—¿Puedo invitarla a algo, señorita? —le preguntó, dedicándole una radiante sonrisa.

“¡Que diablos!” pensó él. Florence podía irse al cuerno aquella noche. Aún era atractivo. Y tenía preservativos en la cartera…

Una presencia que lo había visto todo, volvió a saltar…

 

 

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PRISMA (RELATOS 6 Y 7)

PRISMA SEGUNDA TEMPORADA HOLOGRAMS (RELATO 1)

 

RELATO 1. PRISMA

La música sonaba atronadora. De repente Kat comenzó a sentirse extraña mientras buscaba a sus amigos; las luces de colores la cegaban cada pocos segundos, logrando que se perdiera en aquel mar de carne que danzaba sin parar, totalmente hipnotizado por la melodía electrónica que surgía de los altavoces diseminados por la sala.

La joven avanzaba hacia delante abriéndose camino con las manos, apartando a desconocidos sudorosos en constante movimiento, sin saber a ciencia cierta qué era lo que la impulsaba a ir en aquella dirección. Pronto llegó al centro de la pista, presidido por un gigantesco podio de apenas cuarenta centímetros de altura. Sobre él flotaba una cosa…

“Duerme eternamente, heralda humana…” creyó escuchar por encima de la música. Kat siguió investigando el objeto, parecía un prisma de cristal…

“¿Qué es eso?” se preguntó la chica, subiendo a la plataforma. Sus ojos se centraron en la reluciente superficie…

“No lo toques, muere” le llegó otro mensaje.

La muchacha alzó los brazos y dejó que sus dedos entraran en contacto… De golpe la traspasaron una sucesión de imágenes de sí misma, pero en éstas siempre tenía un aspecto diferente, saltando de rostro en rostro, de identidad en identidad, creándole un hormigueo por todo el cuerpo que la aturdía… Sin darse cuenta apartó las manos del objeto y volvió en sí, muy desconcertada por lo sucedido.

“¡No lo toques más, sucia humana!”

Kat se dejó llevar y desobedeció, sintiendo que del prisma brotaba una luz que penetraba en su cuerpo a través de los dedos. Entonces la alcanzó una revelación, se dio cuenta de que aquel decorado no era real. Y todo a su alrededor se quebró como un espejo, hasta desvanecerse para dejarla rodeada de una blanca inmensidad.

Kathara abrió los ojos y por un segundo miró como el prisma flotaba entre sus manos, desprendiendo intensos destellos que la llenaban de calor.

—Veo que has salido de mi espejismo —soltó el Hologram, mirándola fríamente-. Pero ni siquiera esa cosa que has invocado podrá ayudarte.

—Ya te dije que no tenías poder sobre mí —respondió la joven—. Me has engañado, pero he despertado otra vez. Yo controlo mi realidad. Y los ancestros han venido a ayudarme.

—¡Es imposible! —exclamó la criatura.

—Tú no existes, no ejerces presión sobre mí. Este viaje es espiritual y ellos me han hecho encontrar la geometría sagrada.

La entidad se contrajo, eclipsada por el inmenso poder que desprendía la chica. Los destellos del objeto se tornaban cada vez más intensos, y con ellos había comenzado a volverse brumosa, sabía que iba a fallar…

—Yo solo soy el primero —escupió—. Ellos descubrirán como destruirte… Acabarán con todos…

—¡Desaparece! He de seguir mi camino…

La luz los engulló y Kathara supo que iba a continuar saltando…

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HOLOGRAMS (RELATOS 19 Y 20)

HOLOGRAMS (RELATOS 19 Y 20)

RELATO 19. LA CAJA

Mason sentía la tensión en cada músculo de su cuerpo, mientras observaba en la pantalla las constantes de la caja. No sucedía nada.

—Esto es inhumano —dijo rompiendo el silencio de la sala.

—No sea estúpido —le recriminó el Dr. Salieri—. Los voluntarios del experimento se prestaron a ello, a cambio de una suculenta paga…

—Estoy de acuerdo con usted, Dr. Mason. Ni un millón de Dólares me parece suficiente para exponerse a una muerte así —añadió Clark, uno de los becarios—. Ahora mismo el equipo puede estar muerto, o sufriendo una agonía indescriptible…

—¡¿QUIEREN DEJAR DE DECIR SANDECES?! —exclamó Salieri—. ¡Hablamos de un millón de dólares! La historia requiere sacrificios…

—¡Escuche! —lo interrumpió Mason—. Una cosa es experimentar con un gato. Y otra el exponer a un grupo de hombres sanos a una radiación mortal…

En ese momento las luces rojas parpadearon en la pantalla, al compás de las alarmas. Algo había sucedido dentro de la caja.

—¡MALDITA SEA! —exclamó Mason—. ¡Ábranla, por Dios!

—¡Ni lo sueñe, Mason! ¡Si observamos el interior esto no habrá servido para nada…! ¡Ahora hemos creado dos realidades paralelas…!

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar…

RELATO 20. BATALLA

Kathara abrió los ojos y quedó cegada por una intensa luz.

“¿Donde estoy?” se preguntó, mientras iba recuperando la visión. Pasados unos minutos ya era capaz de discernir con claridad todo cuanto la rodeaba, descubriendo que se hallaba perdida en medio de una blanca inmensidad…

—Has llegado muy lejos —se oyó una voz.

—¡¿Quién eres?!

En ese momento algo fue surgiendo frente a ella… Una cabeza con cuatro ojos rasgados brotó desde donde supuestamente debía de hallarse el suelo y siguió ascendiendo, su cuerpo humanoide iba ataviado con una túnica estampada con motivos geométricos de colores.

Kathara lo miró con el corazón encogido, más al descubrir que en vez de piernas, poseía tentáculos en constante movimiento, compuestos por una extraña niebla repleta de letras y números danzantes…

—Soy el primer guardián —respondió el ente.

La muchacha retrocedió un paso. “Maldita sea, un Hologram”. Aún no se sentía preparada, había aprendido muchas cosas pero su viaje no había hecho más que comenzar… “No permitiré que me detengan, jamás” pensó. Su pueblo la necesitaba, dependían del éxito de su misión para sobrevivir…

—He venido a destruirte, heralda humana.

La joven sintió miedo, tembló… y de repente cayó en algo interesante… se miró las manos… aquel cuerpo no era real, ni siquiera el desconcertante lugar en el que se hallaban. Su viaje de conocimiento no era físico, no se realizaba con el cuerpo, sino con el alma…

Entonces recordó cada porción fractal de sí misma que había visitado a través de todas y cada una de las realidades paralelas que componían el universo…

—No… No puedes hacerme daño —dijo, insegura.

Su adversario soltó una aterradora carcajada y avanzó hacia ella.

—Insignificante cucaracha. Voy a destrozarte…

La chica retrocedió otro paso, titubeante. Debía ser fuerte, tenía que hacerlo costara lo que costara…

HASTA LA PRÓXIMA, VIAJEROS FRACTALES…

VOLVEREMOS A VERNOS, EN EL VOLUMEN 2

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HOLOGRAMS (RELATOS 19 Y 20)

HOLOGRAMS (RELATOS 17 Y 18)

RELATO 17. RESURGIR

La batalla había llegado a su cénit y el mercenario llevaba las de perder, cuando sin previo aviso el sol se asomó con timidez entre las nubes y uno de sus rayos irrumpió en la estancia a través de la bóveda de cristal, cegando a su contrincante.

Surty aprovechó la ventaja para propinarle a su adversario una patada en la entrepierna, con tanta mala idea que lo dejó postrado de rodillas. Éste soltó el báculo que rebotó de forma ruidosa en el suelo de losas blancas y negras, para cubrirse los genitales.

—Hechicero —dijo el mercenario—. Aquí se terminan tu reinado de terror. Hasta la luz se ha manifestado en mi ayuda para derrocarte…

—¡Maldito seas! ¡Yo nunca muero, siempre resurjo! Y lo veo… En tu corazón hay tinieblas, tú no luchas por honor, sino por oro…

—¡Vete al infierno! —exclamó Surty, antes de cortarle la cabeza de un golpe certero.

Entonces reparó en un anillo de rubíes que decorada un dedo del cadáver…

La espada cayó y una mano enjoyada cogió el báculo en su lugar.

—Yo siempre resurjo… —soltó el mercenario, con los ojos invadidos de oscuridad…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar.

RELATO 18. PASIÓN

Clara mordió la manzana y miró como Pedro trabajaba, sentada sobre una manta a la sombra de un gran olivo. No sabía como la fruta había llegado hasta ella pero pensó que se trataba de un regalo, por lo que degustó su exquisito frescor con agrado. De golpe notó que hacía muchísimo calor, demasiado…

Además, aquella mañana él había amanecido más guapo que nunca. Su piel morena y sus brazos musculosos movían la hoz de forma rítmica, segando el trigo de una manera que se le antojó tan sensual…

Clara se quitó el sombrero de paja y comenzó a abanicarse, al mismo tiempo que se subía la falda hasta las rodillas, mostrando sus preciosas piernas.

Entonces Pedro la miró, estudiando su pálida piel. Y siguió observando como la tela ascendía hasta detenerse en la cintura, mostrándole un precioso secreto que demandaba sus mimos…

La serpiente miró a la pareja escondida entre la maleza y soltó una risita. La peste negra había provocado estragos, por lo que alguien debía realizar el trabajo sucio de aumentar la natalidad… No podía quedarse sin gente que la temiera, el mundo se tornaría tan aburrido…

Una presencia que lo había visto todo volvió a saltar…

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